La fuerza majestuosa, que era como un enorme dragón siendo despertado, al instante cubrió toda la Montaña de las Nubes Brumosas. Una presión enorme que Xiao Yan nunca había sentido anteriormente se esparció desde muy dentro de la Montaña de las Nubes Brumosas. Finalmente, impregnó toda la plaza. En ese momento, todos los discípulos de la Secta de las Nubes Brumosas no pudieron resistir la reverencia que sintieron en sus corazones y se arrodillaron hacia el lugar desde donde se esparcía la fuerza. Aunque Yun Leng y algunos de los demás Ancianos de la Secta de las Nubes Brumosas no se arrodillaron por respeto, aun así hicieron una reverencia respetuosa.
—Esta presencia —los hermosos ojos de Nalan Yanran observaron en dirección a las regiones profundas de la Secta de las Nubes Brumosas. Una sorpresa también apareció en su hermoso rostro. Ella no esperaba que el asunto de ese día realmente perturbara a ese gran maestro que llevaba mucho tiempo aislado.