Sintiendo el alzamiento del potente Dou Qi en el cuerpo de Xiao Yan, la sorpresa destelló en las pupilas de Nalan Yanran. Ese joven que en ese entonces soportó miradas desdeñosas y burla en el Clan Xiao ahora era totalmente diferente.
Mientras Nalan Yanran sostenía la espada larga verde pálido en su mano, un débil viento giratorio de color verde dio vueltas y viajó por su cuerpo. Filosas espadas de viento se retraían y aparecían dentro del viento giratorio. De vez en cuando estallaban, dejando numerosas cicatrices que no eran superficiales ni profundas en la dura roca verde. Las espadas se movían gradualmente, apuntando a Xiao Yan desde la distancia. Bajo el reflejo de la luz del sol, el filo de las espadas emitía brillos densos y severos.