Dentro del gran salón, todos estaban viendo a Xiao Yan con rostros atónitos. Ellos jamás habían pensado que ese joven que parecía especializarse en refinar medicinas no sería peor que Mu Zhan en términos de combate. El intercambio como de relámpago de antes pudo haber durado solo un breve instante, pero todos conocían el peligro involucrado.
Entre la generación más joven en la capital, el talento de combate de Mu Zhan podía describirse como uno de los mejores. Difícilmente había alguien del grupo de la misma edad en el Imperio Sagrado Jia Ma que pudiese luchar de igual a igual con él. Eso era especialmente después de que él entrenara por dos años en el cuartel militar. El actual Mu Zhan indudablemente se había vuelto mucho más fuerte y feroz comparado con antes. Sin embargo, en esa lucha reciente, él no parecía tener mucha ventaja.