—Oye, viejo Ao, ¿también trajiste a alguien? —durante el tiempo en que la atmósfera en el salón estaba muy tranquila, una risa anciana sonó.
Xiao Yan siguió la voz y desvió su mirada. Él se dio cuenta que había algunos ancianos usando túnicas de alquimistas sonriendo de pie en una elevada plataforma ubicada en el lado izquierdo del salón. La voz de antes llegó de uno de los ancianos de cabello blanco nieve.
—Ese es el vicepresidente de la asociación, Qie Mi Er. Él también es el maestro de la Pequeña Princesa —Ao Tuo sonrió y saludó antes de inclinar su cabeza y hablarle a Xiao Yan.
—Ah —Xiao Yan asintió ligeramente.