La persona de la túnica negra vio con indiferencia el hielo blanco que estaba derritiéndose. Él levantó despacio su cabeza y su mirada pasó por el Doupeng de color negro y recorrió lentamente el salón mortalmente silencioso.
Aunque su vista era aislada por el Doupeng negro, en cualquier sitio por el que su mirada pasase todos cambiarían drásticamente sus expresiones y contraerían sus cuellos. Muchas miradas eran desviadas mientras estaban llenas de horror y vagaban sin ningún objetivo. Ellos ya no se atrevían a mirar a la persona de túnica negra.