Xiao Yan y otros más estaban sentados en un salón espacioso. El resto de los miembros de la Compañía Mercenaria Metal del Desierto comenzaron a limpiar activamente el cuartel, el cual se había vuelto un desastre. Ocasionalmente, cuando algunos mercenarios pasaban por el salón, ellos arrojarían una mirada respetuosa al joven sentado junto a la mesa que estaba sonriendo calurosamente mientras sorbía suavemente su té.