En la estrecha cueva, las llamas del caldero proyectaban sombras en las paredes de la caverna, creando sombras de colmillos y garras de bestias salvajes danzantes.
Xiao Yan se concentró con cada fibra de su ser mientras veía la llama creciente atentamente, su rostro pálido estaba lleno de gotas de sudor. Refinar medicina por periodos de tiempo largos era una tarea que consumía una enorme cantidad de Dou Qi. Ya que el Método Qi de Xiao Yan era el Huang bajo de la categoría más baja, sus bases de Qi y resistencia no eran nada especiales. Por lo tanto, no era una tarea sencilla que soportara dos horas frente al caldero.
Yao Lao entrecerró sus ojos mientras observaba a Xiao Yan, quien había convertido una vez más una hierba de coágulo de sangre en un fino polvo blanco. Sabiendo que Xiao Yan ya había alcanzado su límite, Yao Lao asintió un poco y dijo gentilmente.
—Bien hecho, toma un descanso.