—Para obtener la "Llama Congeladora de Huesos", esperé en un lugar sin luz por ocho largos años y, cuando el momento de asimilar la llama llegó finalmente, a pesar de todos mis preparativos, casi me quemé hasta hacerme cenizas…
Yao Lao suspiró mientras sacudía su cabeza; podía verse un raro miedo persistente en su rostro normalmente sereno. Parecía que ese encuentro había dejado una impresión fuerte en él.
—Jeje, aunque fue extremadamente peligroso, haber obtenido la "Llama Congeladora de Huesos" al final, valió la pena.
Yao Lao declaró orgullosamente mientras agitaba la llama blanca de la palma de su mano como si se la mostrara a una gran multitud. Sonrió mientras continuaba explicando.
—Con una Llama Divina, no solo puedes refinar píldoras de mejor calidad, también, cuando encuentres a un enemigo del mismo nivel, no será una amenaza para ti.
Escuchando esto, Xiao Yan observó la ardiente llama blanca con su rostro lleno de envidia.