Xiao Yan miró a la dama que no se atrevió a moverse ni un poco luego de que su cuello fuera agarrado por él y se sorprendiera. Eso era porque esa dama era la alquimista de la Puerta Pan a quien conoció antes, Xin Lan.
En ese momento, Xin Lan no se atrevió a realizar ningún movimiento inusual debido a que su cuello estaba siendo agarrado por Xiao Yan. En especial cuando sintió la genuina intención asesina que llenaba sus ojos. Su hermoso rostro estaba mezclado con un rastro de palidez conmovedora mientras sus ojos veían fijamente a Xiao Yan.
—¿Por qué tú? —Xiao Yan frunció ligeramente el ceño luego de identificar a la dama. Preguntó con voz profunda—: ¿Estabas espiándonos?
—¿Realmente eres tú, niña? ¡Qué engaño es este! Este lugar es uno importante en la Academia Interna, ¿cómo puedes desplazarte aleatoriamente? —Su Qian en un lado reprendió. Su expresión se hundió ligeramente luego que la sorpresa de antes se disipara.
