Hai Bodong y los demás en la fortaleza suspiraron. Medusa ya había sido herida. En ese momento, tenía que enfrentar a dos personas por sí sola. ¿Cómo la situación podía ser buena? Sin embargo, en esas circunstancias, ¿en quién más podían depender además de ella?
La gran batalla del cielo empezó abruptamente mientras suspiraban en silencio en sus corazones. Cuando las energías de ambos lados estaban a punto de halar a la otra, un leve rugido retumbante zumbó desde el cielo. Una risa clara resonó poderosamente.
—Jaja, ¿cómo puede ser que yo, el líder de la Alianza Yan, no esté en esta gran batalla?
Una vasta risa poderosa resonó por el cielo antes de esparcirse como un furioso trueno giratorio. Reverberó en los oídos de una cantidad incontable de personas.
Xiao Ding y los otros en la fortaleza estuvieron sorprendidos al principio tras escuchar esa risa un tanto familiar. Una alegría salvaje emergió inmediatamente en sus ojos.