Xiao Yan salió lentamente de la Asociación de Alquimistas bajo las numerosas miradas que contenían varios significados en ellas. Él se paró en la entrada principal y observó el cielo que se estaba oscureciendo gradualmente. Su mente quedó un poco en blanco al hacerlo. Con el fin de la Gran Reunión, todo su cuerpo se había sentido mucho más relajado de repente. Solo sin la presión de tomar de forma absoluta el puesto de campeón él pudo suspirar de alivio.
—Ah, esta cosa realmente consume mucho del espíritu de uno… —Xiao Yan rio amargamente. Si no fuera por la Reina Medusa diciendo esa frase en ese entonces, Xiao Yan no habría estado dispuesto a realizar de forma tan desesperada un trabajo tan agotador y participar en esa Gran Reunión.