Abandonando el primer salón de subastas, Xiao Yan regresó a la sala de inspecciones y, debajo de la respetuosa mirada del hombre de mediana edad, esperó pacientemente.
Unos minutos después, con un aluvión de pasos, dos sombras abrieron la puerta.
—Jeje, ¿eres el dueño del elíxir de bases? Señor, esta debe ser la primera vez que ha venido a la Ciudad Wu Tang, ¿cierto?
Con una ráfaga de perfume, una risa encantadora, pero paralizante, resonó al lado de Xiao Yan. Hizo que su mentalidad firme flaqueara.
Después de maldecir "Yao Jing", Xiao Yan frunció más su rostro en la túnica antes de voltear para mirar a la mujer vestida de rojo a su lado.
Con un contacto cercano, Xiao Yan se dio cuenta una vez más del encanto de Ya Fei. En el rostro resplandeciente, había un par de ojos acuosos con pestañas largas que parecían enviar siempre hebras de cuerdas de atadura a los hombres. Mirando hacia abajo, debajo del agraciado cuello blanco, Xiao Yan estuvo casi absorbido por su escote. Su encanto natural influenciaba incluso al tranquilo Xiao Yan…
Aunque Xiao Yan tenía la cara roja, afortunadamente, estaba cubierta por la túnica. Tranquilizándose, Xiao Yan asintió levemente y, al mismo tiempo, la voz de Yao Lao también salió.
—¿La subasta tuvo éxito? Entréguenme el dinero. ¡Tengo algo que hacer!
Como si estuviera intrigada por la edad del dueño de la túnica negra, Ya Fei cubrió su boca mientras reía. Después de un rato, se recompuso.
—Discúlpenos por un rato más por favor. Aún estamos llenando el papeleo.
Asintiendo un poco, Xiao Yan no abrió su boca otra vez y apartó su vista de Ya Fei mientras permanecía en silencio.
Mirando a la persona misteriosa de la túnica negra, las cejas de Ya Fei se arrugaron. Parecía que su belleza orgullosa no tuvo efecto. Frunciendo sus labios, su vista analizó a la persona misteriosa, tratando de discernir cada detalle para descubrir con quién estaba lidiando.
Tras analizar a Xiao Yan y no obtener información, Ya Fei miró a Gu Ni con decepción. Después de que sus ojos se encontraron, ella mordió sus labios y preguntó.
—Señor, Ya Fei raramente ha visto a un alquimista que no posea una medalla de alquimista, ¿puedo preguntarle su nombre?
—¿Eh? Niña, ¿venir a este lugar significa que debo decir quién soy?
Bajo la túnica negra, la voz de Yao Lao habló fríamente.
—Jeje, Ya Fei solo tenía curiosidad. Si el señor no quiere decirlo, Ya Fei no lo obligará.
Ya Fei rio un poco.
A través de la túnica negra, Xiao Yan vio las piernas blancas cubiertas por un vestido rojo. Aunque no pudo evitar admirar su belleza, se recordó a sí mismo silenciosamente que, para que Ya Fei se convirtiera en la mejor subastadora, ella no podía ser un florero. Todos decían que la belleza era un problema; después de todo, en toda la Ciudad Wu Tang tenía numerosos pretendientes, pero, hasta ese día ninguno de ellos había logrado su objetivo. Aunque muchos de ellos culpaban a la casa de subastas Primer que la respaldaba, ninguno afirmaba que ella era un lindo florero.
Con una mujer tan inteligente a su lado, Xiao Yan fue tan cuidadoso como si estuviera caminando sobre hielo. Temía que Ya Fei descubriera algo de él, pero, afortunadamente, con Yao Lao al habla, el misterioso anciano no sería encantado por la "Yao Jing" a su lado.
Por las impasibles palabras de Yao Lao, Ya Fei no fue capaz de encontrar información alguna. Al final, dejó de tratar de encontrar información nueva y sonrió mientras sacaba una tarjeta de cristal. En la tarjeta, estaba el logo de la familia Primer.
—Señor, esta es la tarjeta VIP de la casa de subastas Primer. Con esta tarjeta, podrá recibir trato VIP en cualquier casa de subastas de la familia Primer. ¡Al mismo tiempo, las tarifas que las subastas toman irían desde 5% hasta 2%!
Escuchando eso, las cejas de Xiao Yan saltaron. Comparados a la palabrería de antes, a Xiao Yan le encantaban estos beneficios concretos, así que tomó la tarjeta de cristal tras pausar un momento.
Viendo la larga y pálida mano que salía de la túnica negra, un poco de confusión apareció en los ojos de Ya Fei. La voz de la persona debajo de la túnica negra obviamente era la voz de un anciano, pero tenía la mano de un joven. ¿Quién era esta persona?
En ese momento, una mesera entró y entregó cortésmente una tarjeta verde a Ya Fei.
—Señor, el elíxir de bases vendido por cuarenta mil monedas de oro y, extrayendo el 2% de las tarifas de subasta, el resto está aquí.
Ya Fei sonrió mientras entregaba la tarjeta verde.
Tomando la tarjeta verde, el tenso corazón de Xiao Yan cayó. Los fondos para su entrenamiento estaban dentro de esa pequeña tarjeta verde. Cuarenta mil monedas de oro, eso sería suficiente para entrenar hasta Dou Zhe…
Ya que ya obtuvo el dinero, Xiao Yan no tuvo más razón para quedarse y, tras juntar sus manos descuidadamente, una voz marchita dijo tranquilamente.
—Puedo irme ahora, ¿cierto?
—Jeje, por supuesto. Si quisiera subastar más píldoras, mantenga la casa de subastas Primer en mente.
Ya Fei sonrió.
—Mm.
Respondiendo despreocupadamente, Xiao Yan se levantó y abandonó la tensa sala.
Viendo la sombra de Xiao Yan que desaparecía, la sonrisa del rostro de Ya Fei desapareció lentamente y ella se desplomó en una silla cercana.
—Gu Ni-shushu, ¿realmente es un alquimista?
Después de un incómodo silencio, Ya Fei quebró la quietud.
—Sí y sus habilidades de alquimia son mejores que las mías. Ese elíxir de bases de segundo nivel, yo no puedo refinarlo.
Gu Ni respondió mientras suspiraba.
—¿Incluso con la fórmula?
Haciendo una pequeña mueca, la boca roja de Ya Fei emitió descuidadamente una oración peligrosa.
Escuchando las palabras de Ya Fei, el rostro de Gu Ni cambió y dijo con prisa.
—Una fórmula es la vida de un alquimista. No pienses eso otra vez por favor. Enfurecer descuidadamente a un misterioso alquimista, incluso para la familia Primer, es algo grande. Hace un par de docenas de años, la famosa familia Cech del Imperio Jia Ma enfureció al Rey de las Píldoras Gu He y fue aniquilada por cuatro Dou Wang que Gu He envió. ¡Incluso la realeza del Imperio Jia Ma no controlaría el asunto!
—Aunque nuestra familia es mucho más fuerte que la familia Cech, es mejor no ofender a un alquimista misterioso. Los alquimistas son como un avispero, una vez que lo picas, encontrará varios amigos y a muchos expertos que les encantaría que un alquimista les deba un favor.
Viendo al alterado Gu Ni, Ya Fei sonrió amargamente mientras masajeaba su frente.
—Gu Ni-shushu, qué estás diciendo. No estaba pensando en nada de eso, ¿crees que Ya Fei ha desperdiciado estos años?
—Estaba recordándotelo.
Escuchando las palabras de Ya Fei, Gu Ni exhaló un respiro. Realmente temía que ella hiciera algo estúpido.
Frunciendo sus labios, Ya Fei infló una mejilla mientras suspiraba. «Los alquimistas realmente son personas peligrosas, pero ¿por qué yo no tengo ese talento?»