Un hombre vestido de negro llevaba una sonrisa en su rostro y conversaba con un experto de una facción desconocida cuando la mirada de Xiao Yan cayó sobre él. El hombre tenía el pelo largo y negro que caía al azar detrás de él. Parecía bastante libre e ingobernable. Su rostro era tan pálido como el de un jade, lo que le daba a uno una sensación gentil. La primera impresión que tal persona dio a los demás fue extremadamente buena. Sin embargo, cuando tal primera impresión vino de alguien del Salón de las Almas, Xiao Yan sintió que un peligro se originaba en lo más profundo de su corazón.