Cuando Lucien encontró la mayoría de los materiales que necesitaba, era el momento de poner fin a la jornada.
—Ahora me tengo que ir —dijo Lucien con su voz áspera y fingida—. Podemos continuar durante la próxima reunión.
Además, tenía que volver y analizar sus conocimientos de física y química para poder explicar más preguntas de mejor forma al grupo de miembros.
Para mostrar su agradecimiento, todos los aprendices se pusieron de pie, colocando sus manos derechas en sus frentes, y se inclinaron ante Lucien.
—Señor Profesor, ¿nos honraría quedándose un poco más? Cada uno de nosotros compartirá nuestros pensamientos recientes presentándolos a los demás más tarde. Sería un gran placer tenerle aquí—preguntó Filósofo esperanzado.