Bajo la luz de la luna, Fernando caminaba en dirección a la andrajosa casa de Tuck, tratando de analizar desde la perspectiva del archimago atrapado.
—En primer lugar, tiene que elegir a su rescatador con cautela. Si pide ayuda a un hechicero cualquiera en la ciudad, es muy probable que exponga su rastro. A fin de cuentas, no todos pueden entender la situación auténtica como yo puedo. Un momento de descuido, y será descubierto por el misterioso cazador o el legendario supervisor.
Fue algo que Fernando confirmó al principio. Para el archimago atrapado, había pocas oportunidades de supervivencia. No podía permitirse el lujo de desperdiciar ninguna de ellas.
—¿Por qué me eligió en lugar de a Tuck o de cualquier otro hechicero? ¿Qué me diferencia de ellos?