La mitad de la montaña estaba llena de grietas y comprimida por rocas y barro, y prácticamente ninguno de los caminos y símbolos en ella estaban completos. Los edificios también estaban destruidos, salvo los construidos más tarde.
Una decena de hechiceros vivían dentro de la ciudad que parecía haber sido completamente destruida. Eran tan pocos que no le daban vida al lugar, el cual seguía tan tranquilo y sombrío como un cementerio.
—Allyn... —flotando en medio de la montaña, Douglas la llamó en la lengua Sylvanasian. A pesar de que la había visto una vez, todavía sentía la imperiosa sorpresa, la emoción y el entusiasmo.
