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Chapter 31 - Zombie en las cloacas.

Tras unos pocos pasos más, el viejo rompió finalmente el asedio de la oscuridad. No obstante, sus ojos ya no estaban acostumbrados a la débil luz del musgo.

Fue un simple parpadeo. Cuando volvió a abrir los ojos, una especie de líquido verde oscuro y picante golpeó su cara directamente.

—¡Ay! —El grito agudo del viejo asustó al resto. Jackson miró hacia atrás de forma inconsciente, a pesar de que no podía ver nada.

Con ambas manos cubriendo sus ojos, el anciano rodaba por el suelo con un dolor horrible. La piel de su rostro ardía y se volvió negra al instante. Su grito fue tan amargo que Jackson y el resto del grupo se estremecieron de miedo. Varios segundos después, el anciano cayó al río y el grito desapareció.

Jackson sabía que no había manera de escapar. Matarían a la sombra o serían asesinados por ella.

¡Su única esperanza era combatirlo!

—¡Corre! ¡Acércate a esa maldita cosa! —Jackson gritó y corrió hacia la sombra.

¡Entonces vio que era Lucien!

Jackson estaba furioso. El odio reemplazó su miedo y lo único en su mente era destrozar a ese maldito bastardo en miles de pedazos.

Cuando estaba a punto de lanzar su daga hacia Lucien, vio un rayo de luz azul en la mano de Lucien. Jackson lo esquivó rápidamente hacia la izquierda y apenas lo evitó.

Desafortunadamente para ellos, el otro matón que estaba detrás de él no tuvo tanta suerte. El rayo de luz le golpeó directamente en la cara y una fina capa de hielo le cubrió rápidamente los ojos, la nariz y la boca. El frío invadió el cerebro del chico y le hizo perder la mayor parte de su poder antes de que pudiera romper el hielo.

El chico se estaba ahogando. Luego se golpeó la cabeza con fuerza contra el suelo.

En este momento, Jackson se dio cuenta finalmente de que la persona que estaba frente a él no era más que un pobre debilucho. Sin embargo, ¡se convirtió en un mago, un mago malvado con un poder terrible!

Jackson no era idiota. Entendió que Lucien no le dejaría ir de ninguna manera. Tomando su daga, saltó en dirección a la garganta de Lucien con toda su fuerza.

De repente, Jackson sintió una fuerte presión sobre él y acto seguido sus piernas se hundieron. Después, su cuerpo cayó directamente sobre el suelo.

—¡Joder! —Jackson blasfemó desesperadamente. No sabía qué estaba pasando allí, pero sabía que perder el equilibrio en este punto sería fatal.

Pero antes de que Lucien lanzara el hechizo de Salpicadura Ácida, él ya había activado su magia defensiva, Lazo de Desarme, sin decir una palabra.

Lucien caminó hacia Jackson, mirándolo, empuñando su daga en vano. Sin decir nada, Lucien agarró la mano de Jackson y empujó la daga en su cuello lentamente.

La gravedad afectó a la sangre y eso provocó que no saliese a chorro del cuello. Era ideal porque Lucien no quería ensuciarse la ropa con la sangre de Jackson.

La ira desmedida y el dolor de Jackson se ahogaron en su garganta. Sus ojos estaban bien abiertos y sus globos oculares casi explotaban, mientras que sus brazos y piernas se movían contra la pared. Las uñas de Jackson rascaban en el suelo, pero su resistencia desapareció pronto.

El otro chico tampoco le quitó mucho tiempo a Lucien.

De pie, junto al río subterráneo de aguas residuales, Lucien vio el cuerpo del anciano flotando tranquilamente río abajo con su cara empapada en el agua. Lucien se sintió aliviado porque pensó que el anciano sería su mayor amenaza. Quién sabía si el anciano tenía algún tipo de poder maligno procedente de su creencia herética.

Todo esto pasó en tan solo veinte segundos. La oscuridad todavía cubría el área a cierta distancia. Los dos mendigos heridos todavía se retorcían de dolor en el suelo. Algunos mendigos y matones seguían flotando en el agua. Pero estaban demasiado asustados como para encontrar la red de acero rota para escapar.

Lucien no quería matarlos a todos él solo, y tampoco era capaz de hacerlo. Su poder tenía un límite. Así que la forma más fácil era conducir al resto de ellos al río Belem y dejarlos a los fantasmas que habitan allí.

Pero había un problema. Lucien tampoco podía ver nada en la zona oscura, por lo que tuvo que quedarse allí por el momento, esperando que la magia expirara. Al mismo tiempo, estaba ajustando su respiración para recuperar su poder.

Conjurar los cuatro hechizos fue muy agotador. El poder restante de Lucien solo era suficiente para usar Oscuridad o Rayos Congelantes una vez.

De repente, la luz volvió dentro del área del hechizo. La luz asustó a Skar y no pudo evitar cerrar los ojos. El miedo a la muerte le hizo ponerse de rodillas. Tembló y rezó: «Que Dios me perdone... Que Dios me perdone...»

Abriendo los ojos lentamente, Skar se sorprendió al descubrir cuán joven era el mago. En la tenue luz tenue, el mago tenía rasgos hermosos.

Skar había perdido la cabeza y se había rendido. No podía decir si el hombre que estaba delante de él era un mago malvado o un fantasma odioso.

Era una buena oportunidad de conjurar el hechizo Ojos de las Estrellas en Skar, cuando sufría una crisis mental. El aprendiz de magia podría hipnotizar al enemigo o hacer que la persona caiga en un estado de trance.

Los dos efectos eran diferentes: el primero, la hipnosis, requería que el conjurador mirara a los ojos de la otra persona durante casi diez minutos, mientras que el segundo, que se entrecruzaba, solo necesitaba un ligero contacto visual, lo que era más útil en una pelea.

Si Lucien podía tomar el control de Skar, entonces podría usarlo para matar al resto del grupo.

Cuando Lucien estaba a punto de lanzar el hechizo, un repentino grito atravesó el silencio y se hizo eco en todo el espacio. Incluso Lucien se sintió muy extraño.

Tan pronto como el grito de agonía comenzó, se detuvo.

Lucien detuvo el conjuro y dio un paso detrás de su Lazo de Desarme. Su hechizo Rayos congelantes estaba listo para usarse.

En este momento, tanto Lucien como Skar vieron la terrible escena: en el río, una mano fuerte y pálida sostenía con fuerza el cuello de un matón, cuyo cráneo estaba medio abierto. Una lengua negra estaba lamiendo el cerebro con cierto esfuerzo.

El propietario de la lengua era un monstruo humanoide, cuyo cuerpo estaba tan hinchado que su piel parecía casi transparente. Partes de su piel colgaban, mostrando su carne podrida debajo. Debajo del largo pelo del monstruo, formado por algas marinas, había músculos faciales que podían caerse en cualquier momento. El lugar en el que deberían estar ojos se encontraba completamente vacío, y había dos pequeñas llamas blancas ardiendo dentro de las dos cuencas oculares.

El cuerpo de otro mendigo, cuyo cerebro ya había desaparecido por completo, flotaba hacia el río a través del gran agujero en la red de acero.

—El Gran Maestro de Argent, el silencio eterno, bendice a tus sirvientes... —Un mendigo sentado al lado de la pared comenzó a rezar desesperadamente.

El monstruo tenía un poder aterrador que apestaba a muerte. Incluso Lucien estaba extremadamente nervioso y aterrorizado, aunque estaba bastante lejos del monstruo.

¡Zombis acuáticos! ¡Estos eran los monstruos en el río Belem! ¡Eran zombis!

Lucien recordó de repente la nota de la bruja, que describía las características de la criatura no muerta: «Zombi acuático: inmune a la magia mental; No tiene Moral; Inmune al veneno, al sueño, a la parálisis, al aturdimiento, a los efectos de la enfermedad; Sin fatiga, agotamiento, aliento; No siente frío; Fuerte resistencia al hielo y al ácido; Extremadamente temerosos de la magia de Fuego y la Luz».

Pero lo que asustó a Lucien fue que la nota no mencionaba nada sobre las llamas en los ojos del zombi. Algo no estaba bien, ni por asomo.