A una distancia tan corta, su piel lucía tan suave que no podía ver ningún poro.
Además, su aroma corporal era como un veneno seductor que entraba en su nariz, intentando tentarlo.
Su instinto varonil lo llevó a respirar profundamente.
En un instante, el aroma de ella pareció haberlo envuelto.
Ye Sijue entrecerró los ojos. Debido a su estatus, era común para él estar rodeado de mujeres hermosas.
No estaba obsesionado con las mujeres, incluso sentía una falta de pasión hacia ellas y de todas las innumerables mujeres que había visto, ninguna pudo captar su atención, ni mucho menos despertar sus pasiones.
Sin embargo, esta pequeña cosa ante él parecía ser capaz de hacerlo tan fácilmente.
Se sorprendió a sí mismo. En realidad, le gustaba el olor de su cuerpo y de verdad sentía reticencia a apartar la mirada de su delicado rostro.
Esto era algo que nunca había sucedido.