El calvo escupió. Su rostro tenía la cicatriz de un cuchillo y su boca estaba inclinada hacia un lado. Miró el coche deportivo de Yin Shaojie con los ojos llenos de codicia, y dijo rudamente: —Como eres un joven maestro de una familia rica, debes estar forrado, ¿verdad? Derrocha un poco. ¿Qué te parecen 500.000 yuanes? Debe ser insignificante para ti, ¿verdad?
Yin Shaojie tenía una mano en su bolsillo. Su cuerpo alto y erguido se mantenía relajado y distante. Su elegancia lo hacía parecer sereno.
Caminó lentamente hacia el hombre y sonrió, parecía impávido. —¿500000 yuanes? Es insignificante. No los recogería si los encontrara.
Al oír esto, sus ojos brillaron. —¿Entonces estás de acuerdo? ¡Apúrate y danos el dinero! ¡Te acompañaré! ¡Ah!
Antes de que pudiera terminar de hablar, Yin Shaojie le dio una patada en el estómago y el calvo retrocedió, arrodillándose con dolor mientras se cubría el estómago.