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Sabiendo que Yin Shaojie y Mu Xiaoxiao la estaban viendo, se sentía aún más avergonzada. Sólo quería irse tan pronto como le fuera posible.
—¡Tienes que pagar incluso si estás en bancarrota! —el hombre de mediana edad tiró ferozmente de su mano, e incluso trató de levantarla.
An Zhixin estaba sintiendo dolor por el tirón. Cayeron las lágrimas de sus ojos, se veía lamentable.
El mercado nocturno estaba lleno de gente. Algunos observadores ya no soportaron ver aquella escena y reclamaron. —Deja de tocarla. Hablemos bien. Mira. Hiciste llorar a la niña. Es sólo una camisa. ¡Qué tan cara puede ser! Esta chica no parece que venga de una familia rica. No lo hagas más difícil para ella, ¿de acuerdo?
