Mo Xiaomeng se sacudió el polvo de las manos. Mirando hacia arriba, vio a Ye Sijue apoyado en el marco de la puerta. Sus ojos azules sonreían mientras la miraba.
Mo Xiaomeng pensó que su mirada parecía un poco burlona.
—¿Por qué sigues aquí? ¿No te fuiste con ellos?
Ye Sijue sonrió: —¿Por qué debería irme?
—No... ¿No estás ocupado? Está bien, no tienes que hacerme compañía. Deberías seguir con tu negocio. —dijo Mo Xiaomeng con consideración.
—No estoy ocupado. Te haré compañía durante todo el día de hoy. —dijo Ye Sijue mientras se acercaba a ella.
Al oír esto, las orejas de Mo Xiaomeng se enrojecieron. Ella hizo un puchero mientras pensaba internamente: «quiere que me mude aquí, pero también dice cosas tan dulces sutilmente. ¿Cómo se supone que me sienta respecto a él?»
Sijue miró la cama delante de él. De repente, dijo: —Vamos a comprar algunas cosas.
—¿Qué estamos comprando? Tenemos todo aquí. No hay necesidad de comprar nada.
