El olor fresco que salía de la ducha, combinado con su olor femenino, le causó un revuelo por debajo del abdomen.
Ningún hombre podría soportar una vista tan hermosa.
La garganta de Yin Shaojie se estrechó. Su mirada se intensificó a medida que la observaba desde el cuello hacia abajo, como si estuviera navegando por una impresionante obra de arte.
Mu Xiaoxiao sintió que su mirada era como el fuego.
Su rostro se sonrojó mientras agarraba la toalla de baño alrededor de su pecho firmemente. —¿Quitármela? ¡No quiero! ¿Por qué debería quitármela?
Yin Shaojie se rio. —Si no te la quitas, ¿cómo voy a ver cómo te ves en ese pijama? Considerando que ya lo llevas puesto, date prisa y déjame verlo.
Mu Xiaoxiao se lamentó mientras dudaba.
Pero al ser inmovilizada por él, ya no tenía adónde huir.
Luego se rindió y trató de negociar, diciendo: —Entonces... tienes que prometerme que sólo vas mirar y no puedes hacer nada más, ¿de acuerdo?
