Con tal vista frente a él, Ye Sijue maldijo por lo bajo.
—Ye, ¿Joven Amo Ye? —pese a estar al otro lado de la llamada, el asistente aún podía sentir su presencia aterradora, por lo que bajó la voz instintivamente, temiendo verse implicado en la ira de Ye Sijue.
Ye Sijue frunció el ceño y dijo: —¡No tienes que venir! ¡Investiga el asunto primero y descubre quién la envió! Además, la identidad de esta mujer... ¡Averíguala!
Dicho esto, volvió su mirada hacia la pequeña cosa otra vez.
Esa carita de muñeca bien parecida con forma de huevo de gallina era más pequeña que una mano y la piel era tan suave como la de un bebé.
Esta mujer era en realidad sólo una niña.
Ye Sijue dudó.
«¿Siquiera tiene 14 años? No se acaba de graduar de la escuela primaria, ¿verdad?»
Esta cara de muñeca parecía tierna desde todos los ángulos.