An Zhixin frunció el ceño y dijo: —Esto no es bueno... no lo hagas, Shiyu.
Sin siquiera preocuparse por la bolsa de lona, Wang Shiyu fue directamente al condominio.
No esperaba que justo cuando entraba al vestíbulo en el primer piso, el guardia de seguridad la detuviera.
El guardia de seguridad no le dio chance y dijo: —Lo siento, no es residente aquí. No puede entrar.
Wang Shiyu explotó: —¡¿Quién dice que no soy residente aquí?! Obviamente me recuerdas. ¡Viví aquí! ¿Por qué no me dejas entrar?
—El Joven Amo Jie ya me ha dado instrucciones. Recuperó el departamento que le prestó, por lo que ya no vive aquí. Por favor, váyase.
An Zhixin alejó a Wang Shiyu rápidamente para que no quedara aún más en ridículo.
—Shiyu, ya llegamos a éste punto. Sólo olvídalo.
Wang Shiyu estaba tan enojada que pateó su bolsa de lona. —¡Maldición! ¡¿Cómo pueden tratarme así?!
An Zhixin suspiró y le dijo: —Vamos. Volvamos a la escuela.