Mientras se aferraban al otro, sonó el timbre. Mu Xiaoxiao iba a abrir la puerta, pero Yin Shaojie seguía sin soltar su mano.
—Llegó el doctor. Iré a abrirle —le dijo en voz baja al oído.
Él seguía sin soltarla. Parecía no poder escuchar nada mientras tomaba su mano tercamente.
Ella no sabía qué más hacer, así que llamó a William al teléfono para que encontrara la forma de entrar por sí solo.
Después de unos minutos más, por fin se escuchó la puerta abriéndose.
—¡Aquí! —Mu Xiaoxiao se puso de pie rápidamente, agitando la mano hacia William, que acababa de entrar.
Él parecía preocupado porque había pensado que era ella la que estaba enferma. No esperaba ver que era Yin Shaojie quien yacía en el sofá.
—¿Qué hace aquí? —estaba desconcertado.
Mu Xiaoxiao se quedó sin respuesta. No le parecía bien sólo contarle toda la historia de cómo Yin Shaojie bajó colgando por el exterior del crucero.