Yin Shaojie observó su expresión cuando dejó de forcejear. Parecía no tener idea de qué hacer con él y pensaba que era muy linda.
—Si terminaste de besarme, apúrate y párate —Mu Xiaoxiao le dio una palmadita y murmuró— ¿Sabes que es muy incómodo que estés encima de mí?
Sólo vean su tamaño. Era tan grande y ella tan pequeña. Ni siquiera podía moverse bajo su peso.
—¡No me voy a parar! ¿No te lo dije? Quiero devorarte —esta vez lo dijo con mucha seriedad y en sus ojos no había una pizca de broma. En la oscuridad de sus ojos, que parecía relucir con las estrellas deslumbrantes, surgió un intenso y excitante calor.
—¡Cómete tu maldita cabeza! —le reprochó, pensando que sólo estaba bromeando. Su cara se estaba acalorando.
«Sigo enojada contigo, ¿sí?»
¿Cómo podía actuar con tanta seguridad como si ella ya lo hubiera perdonado?