Si lo escuchaba decir otra palabra vergonzosa, su corazón palpitaría tan rápido que estallaría.
Ella lo empujó rápidamente para escapar de esta atmósfera sugestiva.
Yin Shaojie no iba a dejar que escapara, así que la sujetó de la delgada cintura por detrás, sus labios delgados se acercaron a su oído y le dijo: —¿Qué hay de malo con decirle cosas dulces a mi esposa?
Mu Xiaoxiao lo empujó con el codo. —¿Quién es tu esposa? ¡Piérdete! ¿No estabas divirtiéndote afuera? Es más, ¿por qué volviste? ¡Vete! ¡Vete! ¡Ni pienses en dormir aquí esta noche! ¡Vas a dormir en el sofá!
Yin Shaojie no sabía si reír o gritar. ¿Iba a ser castigado por un solo desacuerdo?
La abrazó inmediatamente con mucha más fuerza, ya que no quería dormir en el sofá.
Entonces explicó. —¡No me andaba divirtiendo afuera! Sijue volvió y me llevó a beber con él. ¡Deberías culparlo a él! ¡Él me forzó a ir!
En ese momento debía, por supuesto, echarle la culpa a otro.
