Mu Xiaoxiao no comprendía esas cosas. Pero luego de oír su análisis, pensó que sonaba razonable.
Al pensar en la primera posibilidad, suspiró y dijo: —¡Por qué existiría ese tipo de padres en el mundo!
Si no lo hubiera visto con sus propios ojos, no habría creído que un padre sería capaz de prostituir a su hija por un poco de dinero.
Yin Shaojie respondió. —Hay todo tipo de gente en éste mundo. No es una sorpresa.
A esta chica la han protegido toda su vida, consintiéndola y mimándola. ¿Cómo habría visto el lado feo de las cosas?
En éste mundohabía cosas definitivamente más asquerosas y despreciables.
Pero él esperaba que ella no tuviera que saber de eso.
En estos barrios de placer, el vender a las hijas para la prostitución no era nada nuevo. De hecho, habían peores cosas.
Manteniendo la mirada al frente, Yin Shaojie consideró no llevarla a lugares como el bar nuevamente.