Él estudió todo el proceso en que sus orejas se pusieron rojas. Parecía magia. Rio incontrolablemente, sus ojos estaban llenos de encanto. —¿Yin Shaojie, puedes soltarme? —dijo Mu Xiaoxiao, tímida.
Yin Shaojie sonrió iluminado: —No.
Incluso se inclinó hacia adelante y maliciosamente le sopló la oreja. Ella tembló por la sensación y convulsionó como si hubiera recibido una descarga eléctrica. —¡Yin Shaojie! —advirtió malhumorada.
—Tu esposito está justo aquí —el demonio presionó sus labios detrás de sus orejas y le dijo sensualmente.
De pronto, el codo de Mu Xiaoxiao golpeó detrás de ella. Había recobrado algunas fuerzas por haber descansado un rato.
Yin Shaojie fue golpeado en el pecho y se quejó, soltándola de entre sus garras.
Mu Xiaoxiao se deslizó rápidamente hacia un lado. Su rostro estaba casi completamente rojo y lo miró con sus enormes y oscuros ojos: —¡Idiota! ¡tratando de molestarme!