Con su largo dedo, Yin Shaojie le empujó la frente sonriendo radiante y dijo: —¿Sonrisa dulce? ¿No tienes vergüenza? En serio tienes mucha personalidad. ¿Cómo puede tu sonrisa ser dulce? Claramente esconde un pequeño demonio…
—¡Tonterías! Es tu sonrisa la que esconde un pequeño demonio —Mu Xiaoxiao jadeó con rabia al mirarlo. Ella nunca pensó que así es como él la describiría.
¿Un pequeño demonio escondiéndose en mi sonrisa?
¡Qué tonterías!
—Claramente lo escondes tú, claramente —esta vez, Yin Shaojie le pinchó las furiosas mejillas. Eran suaves, y él se estaba divirtiendo. Era como jugar con un huevo pelado.
—¡Tú eres el que tiene un pequeño demonio! —Mu Xiaoxiao le sacó la mano lejos.
—Eres tú.
—¡Eres tú!
—Claramente eres tú.
—¡Tú eres el que tiene un demonio! ¡Tú eres el demonio! ¡Gran demonio! ¡Gran bastardo!
Su discusión no podía ser más infantil.
