Cuando Mu Xiaoxiao colgó el teléfono, Yin Shaojie vio su desgano al separarse, se puso de pie repentinamente, le ofreció su mano y le dijo: —Vamos.
Mu Xiaoxiao estaba confundida, lo miró y le preguntó: —¿Por qué? ¿A dónde vamos? ¿No se supone que la comida llega pronto?
—Ya no comeremos más comida de reparto. ¡Vamos a comer a casa! —dijo Yin Shaojie gallardamente.
Al ver que seguía confundida, espontáneamente se acercó a ella, tomó su mano y la levantó del sillón.
—¿Ir a comer a casa? —Mu Xiaoxiao seguía sin entender la situación.
Yin Shaojie se rio. —¡Tontita! Hay sólo una casa a la que podemos ir. Vamos.
De pronto, Mu Xiaoxiao se dio cuenta. ¿Así que él se refería a la residencia Yin?
—Pero… es tarde. ¿No molestaremos a Mamá y a Papá Yin? Quedémonos aquí y comamos la comida que pedimos. Llegará pronto de todas maneras.
Yin Shaojie rodó los ojos y dijo: —Es mi casa. ¿Como puedo molestar?