La sangre de Yu Zhe hervía mientras miraba el video. Después de que las chicas golpearan a Mu Xiaoxiao la primera vez, se miraron unas a otras, complacidas, y continuaron con el ataque.
Si el no hubiera intervenido, ¡Podrían haberlo hecho tres o cuatro veces!
—La verdad está frente a sus ojos. ¡Qué más tienen que decir! —furioso, giró la pantalla hacia las chicas poniéndolas en evidencia frente a los demás, demostrando, al mismo tiempo, que él no había hecho falsas acusaciones sobre ellas.
Las chicas se pusieron pálidas y no se atrevieron a hablar.
—¡Discúlpense! —rugió Yu Zhe.
Reacias, las chicas se miraron entre ellas.Aterrada por la actitud de Yu Zhe, una de ellas comenzó a disculparse: —Lo…
De pronto, una chica la detuvo: —¡No tienes que disculparte! ¿Por qué deberías? Entonces la golpeaste, ¿Y qué? Ella ya no está bajo la protección del Joven Maestro Jie. ¿Por qué deberíamos seguir asustadas de ella?