Tian Yunxin se sintió molesto. No quería tocar la pelota que el perro se había metido en la boca. Al pensar en la saliva del perro en la pelota y las bacterias sucias que la acompañaban, no pudo evitar sentirse disgustada mientras sostenía el juguete para perros.
Pero ella aun así mantuvo su sonrisa y fingió que le agradaba el perro.
"Perrito, ¿no es linda esta pelota?"
Agitó la pelota frente al perro de Alaska antes de tirarla lejos.
Sin embargo, el perro, al que siempre le había gustado jugar a buscar la pelota, no la persiguió. Simplemente se sentó junto a Annie, inmóvil. Ni siquiera se molestó en mirar la pelota.
Tian Yunxin estaba bastante enojada porque pensó que el perro no le estaba mostrando respeto.
Ella fingió una sonrisa y dijo: "¿No le gusta jugar con extraños? Parece muy tímido".
