El hombre bajó la cabeza y le mordisqueó el lóbulo de la oreja. Sus largos dedos le agarraron la barbilla, obligándola a mirarlo.
Susurró con su encantadora voz:
—¿Por qué tienes una expresión que parece decir que estoy a punto de comerte viva?
—Parece… que estás de mal humor.
Cerró los ojos ligeramente, su cara se llenó de cansancio.
—Sólo me siento un poco cansado.
Había tenido tres videoconferencias a primera hora de la tarde, a las que le siguieron algunos asuntos complicados que necesitaban ser solucionados.
Inevitablemente se sentía un poco frustrado.
Ella extendió la mano para frotar su sien con la fuerza adecuada en un intento de aliviar sus nervios adoloridos.
—¿Te sientes mejor? —preguntó la mujer mientras le miraba su ceño fruncido.
—¡Me siento mejor!
El hombre abrió los ojos y le agarró la barbilla antes de darle un beso en sus labios.
—¿Hay algo que quieras discutir conmigo?
