La miraba absorta sin expresión. Su atención estaba completamente enfocada en ella por lo que no oyó abrirse la puerta del cuarto de estudio a pesar de sus agudos sentidos.
Una sofocante y baja presión llenó toda la habitación.
Fijó sus ojos en la pantalla de la laptop y miró seriamente los datos que mostraban. La severidad se apoderó de sus rosados, pero tensos rasgos, y la fiereza brilló en sus fríos ojos.
Poco después, todas las figuras de la pantalla se volvieron rojas.
Apretó sus rosados labios, como para indicar que su victoria estaba al alcance de su mano. Sus dedos bailaron alrededor del teclado unas cuantas veces más y constantemente aparecían caracteres en la pantalla.
Clack, clack, clack...
Los toques en el teclado parecían interminables.
No se podía oír nada más que eso.
Contuvo la respiración en profunda concentración.
En ese instante, sus ojos se abrieron de par en par con un toque de burla en ellos.