¡Era una lástima que una señorita tan encantadora como ella ya estuviese tomada! ¡Ojalá la hubiese conocido antes! Pero ¿por qué estaba ahora con Gu Xingze?
—¡Maestro Gu!
Esa vez, sin que la cumpleañera se lo recordara, Li Chengze renunció conscientemente a su asiento. Como persona que formaba parte de la alta sociedad de la capital, un verdadero aristócrata como él naturalmente sabría sobre la identidad de la superestrella.
Todo era debido al hermano mayor de ese hombre, Gu Jinglian. Aunque uno no conociese al alcalde de la capital, debía de conocer a esa eminente figura. Prácticamente todos de la alta sociedad conocían a la familia Gu. Li Chengze había tenido algunos tratos con la cabeza omnipotente de esa familia. Por lo que, por el bien del hermano mayor, tenía que mostrarle a Gu Xingze un poco de respeto.
