Sin darse cuenta, la gala ya iba por la mitad.
Los reporteros del mundo del espectáculo ya se habían retirado para preparar durante la noche las noticias de mañana.
En ese momento, todo el lugar perdió su fachada glamorosa, como si le quitaran una máscara para revelar su apariencia voluptuosa.
En ese preciso instante, se levantó la cortina de la verdadera gala y el evento oficial mostró su verdadera intención.
La gente que vino a participar en esta gala incluía a varios inversionistas influyentes y poderosos. Con la ayuda de algunos licores, comenzaron a recorrer el lugar en busca de sus presas.
A esta altura de la gala, muchas artistas, las que no resistían el alcohol, ya estaban mareadas. Esta condición no las dejaba rechazar nada y los inversionistas, directamente, tomaban a la que quisieran.