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Chapter 28 - Capítulo 28: Adiós, Xiaolongbao de Youyou

En ese momento, la clase estaba a punto de terminar en el jardín de infantes. Inicialmente tenía la intención de ir a buscar a Youyou y disfrutar las huevas de cangrejo de Xiolongbao, las que eran sus favoritas.

Hoy, temprano, le había pedido a Youyou que la esperase en la escuela después del término de la clase.

No obstante, Yun Shishi no quería pasar a recoger a Youyou con ese aspecto tan demacrado, así que se apresuró a tomar un taxi a su casa, se puso ropa limpia y se arregló.

Así que, para cuando llegó finalmente al jardín de infantes, todos los niños ya se habían ido a casa, con excepción de Youyou, quien llevaba su mochila y se sentaba solo en la entrada de la escuela.

Desde lejos, ella inmediatamente vio al pequeño con la cabeza baja y apretando algo en su mano, mirándolo con mucha concentración.

Yun Shishi suprimió la tristeza de su corazón y se golpeó las mejillas. Sonriendo, caminó hacia él y gritó:

—¡Youyou!

Youyou levantó su cabeza. Viendo que era ella, su cara se iluminó y formó una sonrisa deslumbrante. Rápidamente, saltó de su asiento y corrió excitado hacia ella. Abrió los brazos y brincó alegremente, mientras se hacía el tímido enfrente de ella y le decía:

—¡Mami! ¡Abracitos! Mami abraza Youyou…

Yun Shishi se agachó un poco. El pequeñín entonces corrió a sus brazos, como una bola de algodón y la acarició.

Acurrucó amorosamente su cara blanca como la leche en el cuello de ella, mientras él hacía pucheros con sus pequeños labios. Sintiéndose un poco indignado, dijo: —Mami, ¿por qué has venido tan tarde? Youyou esperó por tanto tiempo.

—Lo siento, Youyou. Algo pasó en el trabajo de mamá, por eso llegué tarde —le respondió ella.

—¡Está bien! ¡Entonces Youyou perdona a mami!

El pequeño inclinó la cabeza hacia arriba. Sus atractivos ojos suavemente formaron un arco; sus brillantes ojos parecían estar llenos de fragmentos de luz de sol.

Youyou sonrió ligeramente, pero luego frunció sus labios con tristeza. Sus manos golpearon su barriga mientras lloriqueaba: —¡Mami, Youyou tiene hambre! ¡Mami prometió llevar hoy a Youyou a comer a Xiaolongbao! ¿Cuándo vamos a ir?

Al escuchar sus palabras, la expresión de Yun Shishi cambió ligeramente. Estaba en un pequeño predicamento.

Todos los ahorros que tenía en el banco fueron utilizados en pagar la deuda de esa molesta Yun Na.

Cuando fue despedida hoy, el gerente le pagó el sueldo de ese mes y una compensación, pero sólo serían transferidos a su cuenta al día siguiente. Por ahora, realmente no contaba con dinero.

Las huevas de cangrejo de Xiaologbao eran las favoritas de Youyou. Sin embargo, eran demasiado caras, así que sólo en días especiales o cuando ella recibía un bono podía llevarlo a comer.

Yun Shishi se sintió un poco amargada por dentro. Levantó sus ojos y miró a Youyou. Su mano acarició gentilmente la suave mejilla y, de una manera medio conciliadora, dijo: —Youyou, vamos a comer a casa hoy, ¿de acuerdo?

Justo cuando dijo esto, la sonrisa de Youyou se congeló. Con los ojos caídos por la desilusión, los labios haciendo puchero y las cejas fruncidas, él murmuró:

—Mami, me lo prometiste. No puedes retractarte de tus palabras…

Apretó con fuerza el trozo de papel que tenía en la mano. Se sentía muy malhumorado, tanto así, que su rostro pálido comenzó a tornarse rojo mientras mordía su labio inferior con sus dientes de color blanco nacarado. Sus tupidas pestañas rizadas se humedecieron, una señal clara de que estaba a punto de ponerse a llorar.

Yun Shishi no supo qué hacer cuando vio al pequeño desilusionarse hasta las lágrimas. Conmocionada, se apresuró a secar las lágrimas con su mano y le dijo con tristeza: —¡Youyou, por favor no llores! ¡Mamá hará lo que mamá prometió!

Youyou se alejó suavemente. Parecía estar bastante molesto.

Yun Shishi dudó un buen rato mientras se mordía el labio inferior. Finalmente, decidió darle la noticia de que había perdido su trabajo. No quería dejar la imagen de ella mintiéndole a Youyou, así que le dijo: —Lo siento Youyou. Hoy, mami… perdió su trabajo, así que…