Lo apartó a patadas con impaciencia. ¡Claramente no usó mucha fuerza, pero el cachorro, aun así, perdió el equilibrio y cayó todo desparramado!
El pequeño Zhezhe pareció indignado cuando corrió de nuevo a su lado y volvió a arañar el borde de sus pantalones con sus patas.
Mu Yazhe lo pateó de nuevo hacia un lado.
—¡Vuelve a tu casa de perro!
Recibiendo tal frío tratamiento, el cachorro empezó a gimotear de forma lamentable; sus gemidos se hicieron cada vez más fuertes. Finalmente, se quedó ronco.
—Guauuu...
Cada lloriqueo sonaba tan miserable que parecía que se le había roto el corazón por su tratamiento tan frío.
El hombre finalmente se rindió. Lo recogió y puso el cachorro en su regazo.
Debido a eso, el cachorro dejó de lloriquear y comenzó a buscar un lugar en su regazo para acurrucarse. Sin saberlo, se había metido entre la chaqueta de su traje.