Su actitud fría perturbó mucho a la cumpleañera. Se preguntaba quién en la Tierra había conseguido contrariar a ese hombre cuyo autocontrol siempre había estado intacto. Al ver su mirada hosca y como Yun Shishi mantenía su distancia, pensó que los dos habían tenido una discusión. Al menos eso parecía. Desde el momento en que los dos regresaron al área reservada, no se dijeron ni una sola palabra entre ellos.
Incluso ni los ánimo de Li Chengze podrían sobrevivir por mucho tiempo en compañía de aquel hombre de cara adusta y seria. ¡Qué aguafiestas! Él se sentó ansiosamente en su asiento mientras el aura opresiva de la superestrella abrumaba a todos los presentes en el reservado VIP.
La anfitriona buscó el perdón del hombre para aliviar la tensión en la atmósfera sirviéndole un vaso de vino tinto.
—Xingze, ¿qué pasa?
Seguida a esa pregunta, ella pacíficamente dijo: —Antes había sido obstinada. ¿Puedes dejarlo pasar? Es un brindis para pedirte perdón.