Gu Jingze siempre la había hecho sentir que no era un príncipe sino un caballero. Traía consigo oscuridad y terror mientras la protegía, pero siempre tenía un aire sombrío a su alrededor.
Sin embargo, hoy, Gu Jingze parecía más bien un príncipe. Obviamente estaba tan frío como de costumbre, pero su mirada era mucho más cálida.
Lin Che lo miró mientras caminaba hacia él paso a paso.
De repente estaba empezando a esperar con ansias una boda.
Tal vez el significado del matrimonio no consistía en que todos supieran con quién estaba casada, sino simplemente en querer ver cómo la recibía calurosamente, como si le dijera a Dios que la iba a llevar a un mundo nuevo.
Lo único que tenía en mente era que quería que la gente lo viera ahora mismo. Era tan cálido, tan guapo y tierno de corazón.
Ella no sabía por qué todos le tenían tanto miedo. Lin Che pensó que Gu Jingze no era tan aterrador, pero nadie podía ver este lado bueno de él.