—Voy a ser clara acerca de esto. Quería drogar a Gu Jingyu, ¡no a ti! —explicó Lin Che que se enojaba más cuanto más lo pensaba.
Casi no se dio cuenta de que sus palabras habían convertido la hermosa cara de Gu Jingze en una piedra fría.
—¡Dilo otra vez! —gruñó Gu Jingze de repente.
Lin Che pensó que algo no estaba bien con su voz. Se dio la vuelta para ver su rostro todo siniestramente oscuro y helado cuando él se acercaba más a ella.
Lin Che entró en pánico.
Sí. Estaba hablando de su hermano de sangre. Tampoco se debe jugar con él.
Lin Che se apresuró a decir:
—Eso no es lo que quise decir. En realidad no quería drogarlo. Solo escuché de otros que la droga haría que la gente se durmiera. Solo estaba planeando tomar algunas fotos e irme. Quién sabía que yo también sería engañada y te volverías tan bestial después de comer eso...
¿Bestial?
La cara de Gu Jingze se iluminó.
