Gu Jingze reflexionó con la mirada. Al sentir a Mo Huiling apretar los dientes, se dio cuenta por primera vez que esta mujer tenía un lado violento.
Él nunca se preocupó por explicarle la situación a su familia, pero definitivamente iba a provocar problemas innecesarios si hacían un escándalo allí. Especialmente a los ojos y juicio de los demás, no iba a ser bueno para Lin Che.
—Si quieres discutir conmigo, no le hará bien a nadie. Huiling, te recomiendo que te retires ahora —advirtió Gu Jingze.
—No, no me retiraré. ¿Por qué debería? Todo es tu culpa, Gu Jingze. Eres tan despiadado. Lin Che, él es tan despiadado. Con facilidad puede tirar por la borda años de relación. La próxima persona a la que abandonará, serás tú.
Gu Jingze frunció el ceño. Aprovechó la oportunidad mientras Mo Huiling seguía hablando, miró a sus hombres detrás de él.