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Chapter 20 - Capítulo 20: Entonces, ¿te mudas o no?

Lin Che deseaba que se la tragara la tierra. Mientras lo miraba, jugueteaba con sus

manos y le respondió con vergüenza:

—Anoche...

—Para ser precisos, deberías decir "esta mañana" porque ya amanecía cuando

regresaste —la interrumpió Gu Jingze sosteniendo una taza de cerámica blanca

entre sus dedos. Luego se la llevó a los labios para tomar un sorbo de café.

—… Está bien — contestó Lin Che en voz baja—. L-lo siento. Estaba ebria. Y yo...

olvidé todo lo que hice.

Lin Che intentó fingir que no recordaba nada.

Gu Jingze levantó la cabeza y la observó con una mirada profunda.

—Tú no hiciste nada.

—¿De verdad? —soltó Lin Che.

Los ojos de Gu Jingze brillaron.

—¿O esperabas haber hecho algo?

—No, no. Es mejor si no hice nada —manifestó Lin Che mirando abajo con culpa.

Gu Jingze entrecerró los ojos y la miró fijo.

—¿De verdad no te acuerdas de nada?

—Sí, sí. No recuerdo nada —se apresuró a aclarar.

Gu Jingze se acercó a ella y le clavó una mirada oscura.

—Anoche me besaste.

Lin Che se sorprendió y negó con desespero.

—De ninguna manera. Eso jamás sucedió. Recuerdo bien que vomité así que ni

siquiera pude haberte besado.

Solo después de terminar de hablar, se dio cuenta de que había quedado en

evidencia. Con rapidez levantó su mano para cubrirse la boca.

Gu Jingze levantó las cejas.

—Parece que al final no olvidaste todo.

Muy avergonzada, Lin Che sentía el impulso de abofetearse unas cuantas veces.

Con la cara sonrojada por completo, bajó la cabeza y dijo:

—Lo siento. Sé que ahora soy una mujer casada, por eso lamento haberme

comportado de esa manera. Es mi culpa. Estaba ebria anoche, así que no era

consciente de lo que hacía. No lo volveré a hacer para la próxima.

—¿Cómo? ¿Va a haber otra? —preguntó Gu Jingze frunciendo el ceño.

—No más, no más. No volverá a pasar jamás, al menos no durante nuestro

matrimonio —se comprometió Lin Che con nerviosismo.

Gu Jingze la fulminó con la mirada antes de levantarse con calma. Sin mirarla por

segunda vez, salió de la habitación. Ella se sentó allí con las manos juntas y el

rostro lleno de pesar.

No podía creer que lo llamó"esposito" a Gu Jingze, lo abrazó y le pidió besos.

Preferiría estar muerta.

No podía culparlo por estar furioso. Habían acordado mantenerse al margen de los

asuntos personales del otro, pero la noche anterior, ella había hecho locuras en el

estupor de su borrachera. Incluso se había atrevido a llamarlo "esposito" a pesar de

que su matrimonio era solo un contrato.

Él estaba acostumbrado a sentirse superior. Y escuchar a alguien llamarlo

"esposito" de seguro lo enfureció. Además, incluso si quisiera escuchar que alguien

lo llamara así, sería a Mo Huiling. No había manera de que quisiera escuchar a Lin

Che dirigirse a él de esa manera.

En su inmensa frustración, se golpeó la cabeza. Y cuando la criada vio eso, se

acercó rápido.

—Madame, ¿qué le pasa?

—No es nada. Solo tengo un poco de dolor de cabeza —respondió Lin Che con

tristeza.

—Señora, es probable que el señor no haya dormido bien anoche, por eso no está

de buen humor. Además, no se lo ve muy bien. No se preocupe —la consoló la

criada con delicadeza.

Lin Che levantó la cabeza.

—¿No durmió bien anoche? ¿Fue por mi culpa?

—No, él tomó una ducha fría que duró la mitad de la noche, por lo que no durmió

bien.

"¿Qué?".

—El señor tiene tantos hábitos extraños. ¿Por qué tomar una ducha fría sin razón

alguna? —preguntó Lin Che, sorprendida.

La criada tampoco lo sabía. Solo intentó adivinar cuando expresó:

—Acaba de ver llegar al doctor Chen. Quizás sea porque el señor cambió su plan de

tratamiento médico por uno nuevo hace poco.

Lin Che negó con la cabeza y pensó que la enfermedad de Gu Jingze era en verdad

problemática.

***

Al mismo tiempo, dentro del estudio, Gu Jingze miró a su médico y le comentó:

—Siento que mi cuerpo sufrió algunos cambios recientemente.

No fue el primer o el segundo día que Chen Yucheng ayudaba a Gu Jingze con su

tratamiento. Lo había estado haciendo por más de diez años, desde que su

enfermedad comenzó. Entonces, cuando lo escuchó decir eso, preguntó con

monotonía:

—¿Qué cambios?

—Es solo que cuando toco a Lin Che, no me siento nada incómodo. Tampoco me

salen ronchas. Me pregunto si es porque tuve relaciones sexuales con ella, y por

eso mi cuerpo no la rechaza.

Chen Yucheng se encogió de hombros y señaló:

—Creo que eso es muy posible.

Gu Jingze frunció el ceño.

—Quiero una respuesta concreta, no una posibilidad.

—Señor, su enfermedad es en sí muy extraña. Tal vez sea el único caso en todo el

mundo. Por lo tanto, solo lo tengo como un caso de estudio. ¿Cómo puedo darle

una respuesta concreta? —explicó Chen Yucheng a regañadientes.

La mirada y el rostro de Gu Jingze se oscurecieron.

Chen Yucheng suspiró y continuó:

—Pero, señor. Solo no puede tocar a las mujeres. No es como si no pudiera

excitarse. Todas sus funciones corporales funcionan como las de cualquier persona,

por lo que es normal que tenga sentimientos y deseo hacia una mujer.

—De ninguna manera —lo interrumpió Gu Jingze—, ya tengo a Huiling y lo que

sucedió entre Lin Che y yo fue solo un accidente.

—Si ese es el caso, puede intentar tener relaciones de nuevo para comprobar si tu

cuerpo reacciona diferente.

—No, esto no es un experimento.

Gu Jingze se puso de pie, tomó su ropa y salió.

Lin Che tampoco era un conejillo de indias.

***

En un restaurante occidental, Gu Jingze sostenía con elegancia un cuchillo y un

tenedor en cada mano mientras cortaba la exquisita carne en su plato. Al lado, un

violinista estaba tocando música melodiosa, dando a todo el restaurante de clase

alta un ambiente tranquilo y amplio.

—La comida aquí es muy buena —comentó Mo Huiling sonriendo.

Gu Jingze asintió.

—Lo es.

Mo Huiling vio que había algo extraño en la expresión de Gu Jingze. Confundida, le

preguntó:

—Jingze, ¿por qué estás tan cabizbajo hoy?

Gu Jingze levantó un poco la vista.

—Tal vez es porque no dormí bien anoche.

La cara de Mo Huiling se arrugó un poco. Con algo de resentimiento en su mirada,

ella lo miró agachando apenas la cabeza.

—Sobre lo que te propuse, mi sugerencia para que te mudes y vivas conmigo.

¿Tomaste una decisión?

La mano que sostenía su tenedor se detuvo.

—Todavía lo estoy considerando.

En un ataque de ira, Mo Huiling dejó de inmediato el tenedor y el cuchillo.

—Jingze, ¿lo estás considerando en serio?

Al ser interrogado a la fuerza, Gu Jingze se sintió un poco impaciente. Pero pensó

que era comprensible y normal que Mo Huiling tuviera tales preocupaciones.

—Lo estoy considerando en serio. Sin embargo, no quiero correr el riesgo de ser

descubierto por mi familia. Sabes que soy cauteloso en mis asuntos. Preferiría

mucho más un plan concreto, en absoluto seguro, en lugar de estar preocupado

todos los días por si seré descubierto o no.

—Tú... ¿Es de verdad porque tienes miedo de que te descubran o porque no

quieres que te separen de tu esposa? —reclamó Mo Huiling, casi perdiendo la

paciencia.

Gu Jingze se congeló cuando Mo Huiling se levantó de inmediato.

—Si no quieres separarte de ella, entonces me iré. Voy a dar un paso atrás y los

dejaré a los dos juntos. ¿No sería eso grandioso?

Mientras decía eso, Mo Huiling tomó su bolso y salió sin mirar atrás. Gu Jingze dejó

el tenedor y el cuchillo, pero se quedó sentado sin perseguirla.

Por supuesto, quería decirle a Mo Huiling que no había nada entre él y Lin Che. Sin

embargo, no era necesariamente cierto que él y Lin Che no tuvieran ninguna

relación.

Por lo menos, tuvieron las relaciones más íntimas que puede haber; algo que no

podía negar.

***

Poco después, regresó a la casa, pero antes de entrar, le pareció escuchar a Lin

Che hablando con alguien por teléfono.