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Como si la hubieran descubierto, la vergüenza de la secretaria Lan se convirtió en furia. Su rostro estaba completamente sonrojado y también se sentía extremadamente enojada.
Ella miró a Lin Che. —Señora, está interfiriendo demasiado. No importa para quién me haya vestido, tampoco tienes derecho a decir nada al respecto.
-Ah, Solo preguntaba. Si quieres vestirte para alguien, debes considerar si la persona te mirará o no.
— Tú...— La secretaria Lan se vistió intencionalmente, pero no esperaba que Lin Che se diera cuenta.
Hoy, de hecho, se había encontrado con Gu Jingze solo brevemente, solo porque Gu Jingze se había sentido mal en el momento en que llegó y fue a ver al médico.
Fue todo gracias a Lin Che que su meticuloso estilo de vestir puede resultar inútil.
Por supuesto, estaba enojada.
—Todavía no sabemos si me mirará o no. Quizás puedas ver por ti misma cuando el presidente Gu venga más tarde.