—Tú…
Lin Che levantó la mano y le pegó en el hombro.
—Te atreves a mencionarlo, ¡atrevido!
—¿Cuál es el problema?
—Además, ¡seguro viste más de una vez aquella noche!
Lin Che lo recordaba con claridad. Él fue como una bestia que atacó varias veces en una noche.
Los ojos de Gu Jingze resplandecieron al verla con picardía.
—Todavía lo recuerdas muy bien.
Lin Che de pronto sintió que su comentario no era correcto. ¿Qué tontería acaba de decir?
Gu Jingze sonrió, se acercó directamente a su cara y agregó:
—¿Qué más recuerdas? Dime.
—T-t-tú… no recuerdo nada más.
Lin Che miró alrededor. Se echó rápido para atrás evadiendo el contacto visual con Gu Jingze.
Sin embargo, él la sostenía por la muñeca. Se acercó a su rostro y observó de cerca cada parte de la expresión en su rostro.
—Dime. ¿Qué más recuerdas? ¿Recuerdas cómo te saque la ropa? ¿Cómo te sujeté?