Gu Jingze la miró con desdén.
—¿Qué te pasa exactamente, Huiling? ¿Por qué vienes a molestar?
¿Molestar? ¿Era ella una molestia?
Mo Huiling lo miró furiosa.
—Gu Jingze, te haré una pregunta. ¿Qué sucede con ella? ¿Por qué la trajiste a nuestra sala?
Gu Jingze miró hacia adentro.
—¿Desde cuándo se convirtió en nuestra sala?
—Yo…
Mo Huiling lo miró horrorizada y aseguró:
—Claro que lo es. Venimos aquí regularmente.
Gu Jingze le habló claro:
—Este es el único lugar que me gusta. Además de ti, mi hermano mayor, mi hermano menor y toda mi familia han estado aquí. Muchos de mis amigos también han estado aquí.
—Pero…
Mo Huiling no se esperaba una respuesta como esa. Ella siempre pensó que era su sala especial. Ella siempre venía con él y, cuando venía sola, también le daban siempre la bienvenida.