Gu Jingze la liberó con un deseo persistente. Extrañamente, cuando ella filmaba ese tipo de escenas o veía películas con tales situaciones, la expresión que mostraba el rostro del hombre siempre se veía muy pervertida, por lo que, ella perdía cualquier tipo de interés. Sin embargo, no vio ni una pizca antiestética en el rostro de Gu Jingze.
Él no se veía para nada como un hombre pervertido. Simplemente la miraba con una emoción tan profunda que ella no podía apartar la mirada de él.
Ella sintió como si estuviera a punto de absorberla con su ardiente y dominante mirada. Tal vez las personas que eran demasiado atractivas no se veían feas sin importar lo que hicieran. De todos modos, nunca había visto a Gu Jingze con una apariencia en donde no luciese perfecto.
Gu Jingze se lamió sus propios labios y le dijo:
ꟷEsto no servirá. Todavía no estoy lleno.
No estaba lleno... no había nada que ella pudiera hacer si él no estaba lleno...