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Wang Zheng no esperaba lograr tal entendimiento. Para él ahora, cada vez que tenía tal entendimiento, era una extensión de la vida, una experiencia que nunca podría repetirse. Los demás no eran importantes para él. En las profundidades de las llanuras heladas, en las profundidades de las aullantes tormentas de nieve, parecía haber algo que le llamaba la atención.
¿Era esa la llamada de la estrella?
En la Estrella Titatitán, el poder de la vida era vibrante. Al mismo tiempo, era complicado. Se vería perturbado por muchos factores y se perdería en ese tipo de vitalidad. Pero en el mundo del hielo, sólo había soledad, frío y muerte. No había muchas cosas, y eran muy puras. Est era lo que la gente normal llegaría a comprender. Sin embargo, mientras Wang Zheng corría, esos sentimientos extras desaparecerían gradualmente y él estaría persiguiendo la existencia de la fuente.