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Mu Fengchun era muy amigable con Xiao Fei. ¿Cómo podría uno decirlo? Wang Zheng, ese malhechor, fue después de todo descubierto por Xiao Fei. Si no fuera descubierto por ella, lo más probable es que ese bribón prefiriera empaparse en aceite de maquinaria que pensar en la mitad de una fórmula de física matemática.
Xiao Fei sonrió y miró suavemente a Wang Zheng, que le sonreía, y estrechó la mano de Mu.
—Senior Mu, las palabras son sólo eso. ¿Por qué no dar algunas recompensas reales? Eso es más realista, ¿no?
Mu Fengchun no tenía palabras. Xiao Fei solía ser una científica tan inocente. Todo en lo que pensaba era en la investigación científica. Ahora, después de ser la estúpida directora de la Universidad de Ares, aprendió a pescar por los beneficios y discutió las condiciones.
—Mocosa. No necesitas ser tan directa, aunque quieras algunos beneficios. Eso no tiene nada que ver con Wang Zheng, ¿verdad?
